La falta de vitalidad es a menudo multi-factorial. En los niños el crecimiento requiere una gran cantidad de energía. El ritmo escolar y extraescolar, a veces asociado a la falta de sueño y la mala alimentación pueden producir fatiga, tanto física como psíquica. Si persisten las deficiencias en micronutrientes, pueden afectar al correcto funcionamiento del organismo a largo plazo y al equilibrio general... Por tanto, es importante proporcionar al cuerpo todos los micronutrientes (vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales...) que necesita para su correcto funcionamiento (metabolismo de la energía y los nutrientes, sistemas nervioso e inmunológico...).